Desde sus primeros años El Musel, además de puerto carbonero se empieza a vislumbrar como escala de los trasatlánticos para dar salida al importante flujo migratorio hacia los países americanos. Aquella ruta arrancó en octubre de 1910 con el atraque del trasatlántico alemán ‘Santos’ en el dique Norte. En la Memoria Anual de 1911 ya se preveía el aumento de estos tráficos argumentado en tres razones: «Por la importancia de las relaciones entre Asturias y América. Por el menor precio a que los buques pueden aquí carbonear. Por las condiciones del puerto».
Historia – El Musel trasatlántico
El Musel Trastlántico
Entre las principales ventajas que ofrecía El Musel para acceder a estos tráficos estaban sus calados y el bajo precio del carbón; por el contrario tenía el inconveniente que gran parte de sus infraestructuras estaban sin concluir; el I Espigón donde podrían atracar los trasatlánticos en su alineación SE no se concluiría hasta 1913, y habría que esperar hasta 1930 para ver finalizados los 1.185 metros de dique Norte que lo protegía de los temporales. Además, las comunicaciones con Gijón eran bastante deficientes, la carretera no era buena y para suplir estas carencias se improvisaría un sistema de barcaje con embarcaciones a vapor entre los muelles locales y el nuevo complejo portuario, pues hasta el mes de mayo de 1912 no se abriría la línea del tranvía eléctrico que desde La Calzada enlazaba la ciudad y el puerto.
Terminado el primer Espigón, en su cabecera se levantaría entre 1914-1915 un edificio provisional para albergue del pasaje y una oficina de aduanas. Poco tiempo después, para dar mayor acomodo al creciente número de pasajeros y reconocimiento de equipajes, en el centro del espigón se construiría un nuevo edificio con espacio para los carabineros y guardamuelles. En cuanto al acceso de los viajeros y equipajes la situación mejoraría ostensiblemente tras el convenio realizado en septiembre de 1917 entre las sociedades Ferrocarril de Carreño, Sindicato Asturiano del Puerto del Musel y Compañía de Tranvías de Gijón, que permitía un servicio combinado a través de las líneas de las tres compañías.
Como el I Espigón no era el lugar más apropiado para los buques transoceánicos, en 1935 se comenzaría la construcción del IIEspigón llamado de “trasatlánticos“, quedando paralizadas las obras por la Guerra Civil. En 1941 se vuelven a adjudicar y concluyen en 1944 cuando los viajes trasatlánticos pierden terreno frente a la aviación intercontinental.