Así se desprende de un estudio realizado en la Universidad de Oviedo en el marco del proyecto ‘Blue Ports’
Los puertos suponen una vía de entrada a especies invasoras, ya que pueden llegar adheridas a los cascos de los buques. No obstante, el de Gijón se sitúa como uno en los que menos se encuentran en comparación con otros del país, según un estudio realizado por científicos de la Universidad de Oviedo en el marco del proyecto ‘Blue Ports’, lo que supone una tranquilidad tanto para el medio ambiente como para la economía.
El riesgo de un problema medioambiental se alcanza cuando una especie invasora llega a tener un número importante de ejemplares y empieza a haber una competición por ocupar el nicho de las nativas. Por lo general, las invasoras no tienen predadores, con lo que carecen de control biológico y muchas veces se expanden con rapidez y desplazan a las autóctonas.
Las consecuencias no son solo de pérdida de biodiversidad, sino también económicas, ya que puede alterar ecosistemas completos y todo lo que dependa de ellos, incluido el empleo. Por ejemplo, podría llegar a perderse la pesca de una determinada especie. Cada puerto tiene sus propios problemas, dependiendo de las áreas geográficas, pero por fortuna los análisis del puerto gijonés no señalan una situación crítica, ya que las especies exóticas detectadas no se encuentran en fase de invasión.