VETE A VER LA BALLENA
¿Quién no ha oído alguna vez esta expresión tan
gijonesa?. Todo el mundo la conoce, pero sólo unos pocos saben de dónde
procede. En 1895, un rorcual común (llamado vulgarmente "ballena")
de 22 metros quedó encallado en la zona del Rinconín; durante
unos días fue la atracción por excelencia y la frase "vete
a ver la ballena" corría de boca en boca. La aparición
de un gran cetáceo en las costas es un hecho excepcional y que siempre
atrae a un buen número de personas; pero hubo un tiempo, hace siglos,
que la aparición de ballenas navegando, cerca de nuestras costas, era
algo rutinario en la vida de los habitantes de los pueblos costeros del Cantábrico.